Educacion Fisica Escolar
Prof Gregorio Ortiz

El proceso de Socializacion

No es concebible un ser humano sin una sociedad que lo contenga y en la que se integre, adecuadamente o no. Como se dijo en el Capítulo III, una de las notas esenciales del nivel humano de organización de la materia es la solidaridad. E1 hombre, con su pobre equipo defensivo, y con su organización de cazador colectivo, no pudo no ser solidario: desde su mismo origen se organizó socialmente en forma libre, consciente y voluntaria. Por este motivo, no cabe encarar el estudio del desarrollo psicológico humano sin tomar en cuenta sus relaciones con el medio social.

Como se desprende de lo antedicho, el ambiente del hombre no se limita a sus componentes físicos: hablamos también de un medio psicológico, tanto con el significado de "condiciones circunstanciales", como con el de una "situación permanente", que influye sobre cada paso del desarrollo psíquico individual. Además, desde el desarrollo de la psicología de la gestalt y, sobre todo, desde las teorías de Kurt Lewin, la comprensión de dicho ambiente se logra más adecuadamente con el reconocimiento de que constituye una totalidad, que el sujeto define por sus apariencias, tanto como por sus posibilidades funcionales.

Entre las propiedades mas importantes del ambiente psicológico, en tanto condicionante de la conducta, se destacan los efectos que los distintos objetos del entorno ejercen sobre el individuo. Efectos, que Lewin denomina "valencias", y que están estrechamente relacionados con las necesidades del individuo, siendo mas evidentes cuando los objetos son los otros seres humanos.

 

Nuestro estudio del tema partirá de la consideración de algunos conceptos fundamentales de la psicología social, luego reseñaremos las posiciones teóricas más aceptadas en el estudio del proceso de socialización, para finalmente trazar una semblanza evolutiva de las vicisitudes de dicho proceso, partiendo de la díada madre-hijo, continuando con la relación padres hijos, y por último describiendo la socialización extrafamiliar y la integración al grupo de pares.

Psicología social

El estudio de los vínculos entre un individuo y los demás, entre ese individuo y los grupos, y entre éstos y sus similares, ha generado el novedoso campo de la denominada psicología social. Dada la naturaleza y objetivos de esta obra, aquí nos referiremos exclusivamente a las dos primeras formas de relación: la interpersonal y la de individuo-grupo.

A partir del segundo año de vida, las relaciones interpersonales implican el proceso de identificación mutua entre quienes participan en ellas. Por eso dicho proceso ocupa el centro de la investigación que aquí nos interesa.

En cambio, al referirnos al vínculo individuo-grupo, nos ocuparemos primordialmente del rol jugado por el primer término del binomio, y las expectativas generadas en él.

El hombre se integra en diversos tipos de grupos, que la sociología ha clasificado, en primer lugar, en grupos primarios y secundarios. Al delimitar cada uno de estos tipos según el grado de intimidad entre sus miembros, la especialización de roles y la necesidad de proximidad entre dichos miembros para lograr un funcionamiento adecuado, Young afirmó que los grupos primarios constituyen la modalidad básica, y están representados ante todo por la familia. Incluía también entre los primarios al grupo de juego, al vecindario y a la pequeña tribu, afirmando que, sobre todo en esta última, cada miembro "tiene un fuerte sentimiento de adhesión, solidaridad y pertenencia" (Young, 1969). En cambio cuando se refería a los grupos secundarios, resultantes "de la concentración de la población en ciudades, con la consecuente alta división del trabajo y otras formas de especialización" (ibid), describía la actitud básica de sus integrantes como caracterizada fundamentalmente por la indiferencia, la evitación y la hostilidad.

Estas interacciones individuo-grupo, ya se expresen en el nivel de respuesta motriz o en la comunicación verbal, han sido estudiadas con distintos enfoques teóricos. Analizaremos brevemente los más difundidos.

Distintos enfoques teóricos en la interacción individuo-grupo

La teoría conductista

En primer término mencionaremos a aquellos autores que se han ocupado del proceso de aprendizaje de la interacción social. Incluimos en este grupo a quienes, como Miller y Dollard (Adis Castro, 1977), "explican la adquisición de conductas sociales mediante el fenómeno de imitación", distinguiendo tales comportamientos de aquellos otros que forman parte de un repertorio personal previo. Forman parte de este grupo Baudura y Walters, para quienes el sujeto opta por imitar comportamientos y éstos al ser ejecutados por el modelo, resultan más atractivos o gratificantes. Skinner, por su parte, se refiere a la imitación como el producto de las consecuencias que se derivan de una conducta : "Todo estimulo que sigue u ocurre después de una conducta, toma el carácter de refuerzo" (ibid).

La psicología de la gestalt

También la teoría de la "gestalt" ha querido fundamentar el proceso de socialización. Para los psicólogos adheridos a esta escuela "toda conducta es considerada como una totalidad (...) en un campo dinámico (...) donde los procesos psicológicos funcionan de manera que el estado del campo sea tan bueno como las condiciones prevalentes lo permitan" (ibid).

Una posición original dentro de la concepción gestáltica del proceso de socialización, es la del ya mencionado Lewin, para quien el comportamiento depende tanto de las características individuales del sujeto, como de la estructura momentánea de la situación vivida por el mismo. Las primeras giran en torno a lo que él llama sensibilidad individual al ambiente, de gran variabilidad. El medio puede ser entendido como una realidad compleja y dinámica, tanto física como biológica y psicológica. Precisamente es el ambiente bio-psicológico el que le interesa a este autor, y el que constituye, al incluir también al individuo, una unidad mas amplia de observación. Esta unidad es concebida como un campo de fuerzas, campo que resulta naturalmente dependiente tanto de las necesidades personales como de la estructura del medio circunstancial.

Lewin consideró necesario incluir en su modelo teórico el concepto de conflicto, el que quedó "definido psicológicamente como la oposición de fuerzas (...) de aproximadamente la misma potencia" (Murchison, 1955). En referencia al ambiente Lewin no se cansa de insistir en que: "los aspectos particulares son, de ordinario, menos importantes que el carácter total (...) en la determinación de sus efectos sobre el desarrollo" (ibid). Las necesidades, como es obvio, sufren constantes variaciones en el curso del desarrollo, e inciden notablemente sobre la estructuración del ambiente. En síntesis, es la totalidad del campo de fuerzas, y no sólo el individuo, la que sufre el proceso evolutivo de cambio complejificante y diferenciador.

La posición psicoanalítica

Para el modelo psicoanalítico, el proceso de socialización se erige a partir de la regulación interna de las pulsiones. Como hemos visto antes, las necesidades pulsionales no pueden ser satisfechas autárquicamente por el individuo. Por ese motivo, se ve obligado a establecer relaciones objetales con el medio, a fin de encontrar satisfacción y eliminar la tensión. Esta última necesidad es la que fundamenta la tendencia humana a la vinculación social.

Dice LORENZER (1976) que, para esta teoría "la socialización consiste en un proceso en el que se van fijando fórmulas de resolución que no eliminan por completo las tensiones existentes, pero sí las cancelan dentro de un ámbito relacional determinado" .

En general, la regulación pulsional que llega a suprimir las tensiones entre los opuestos conduce a la patología, aunque ello no suceda necesaria e invitablemente así.

A través del tiempo, la regulación de las pulsiones se vuelve un proceso más complejo, y conduce (a través de mecanismos como la sublimación, el desplazamiento, etc.) a un funcionamiento social cada vez más diferenciado. Sin embargo, es poco creíble que la fuerza de la potencialidad evolutiva en el nivel individual sustente, por sí sola, el recorrido -por demás extenso- que lleva al desarrollo del proceso de socialización. Son necesarias también ciertas condiciones ambientales que, como mínimo, estarán representadas por aquellas madres "tolerablemente buenas" que postuló Winnicott, y que, también según su opinión "se encuentran en un estado de cambio cuantitativo y cualitativo en relación con las necesidades cambiantes y la edad del niño" (Winnicott, 1990). Es que necesidades y ambiente no pueden ser descriptos y entendidos como realidades autónomas, sino, según vimos, como un campo a estudiar integralmente.

La progresiva extensión y diferenciación del espacio vital del niño, coincide con un también gradual control del medio y, paradojalmente, con una creciente dependencia del mismo.

La psicología social adleriana

Mientras buscaba ahondar en el conocimiento del hombre, Alfred Adler, eminente y polémico precursor de la psicologia social, llegó a la conclusión de que semejante saber "sólo se puede obtener comprendiendo la posición del individuo frente a sus tareas dentro de la sociedad" . A renglón seguido afirmaba que, exclusivamente "la línea de movimiento que representa y muestra la actividad social de un individuo, puede revelarnos su grado de adhesión a las exigencias de la vida, de sus semejantes, del universo" (Adler, 1953).

Adler, vio en el "movimiento de las aspiraciones humanas", un equilibrio dinámico entre los "sentimientos de comunidad" y las "tendencias hacia el logro de una posición de personal superioridad" (ibid). "Ambos factores esenciales" , dice, "se pueden encontrar en la vida social, uno (innato) es el que refuerza la comunidad entre los hombres; el otro (producto de la educación) es aquella aguijoneante e incesante tentación a usufructuar de la comunidad en beneficio del propio prestigio" (ibid).

La línea direccional evidenciada en la actividad social puede ser rastreada, según la opinión de Adler, hasta sus mismos orígenes, descubriéndose que ya los primeros obstáculos ambientales generan las tentativas destinadas a superarlos. Esta observación presenta un especial interés: en tan precoz período del desarrollo ya puede observarse que "el niño se fija un esquema, sus metas y modelos a seguir y el plan de vida al cual en adelante se ajustará de un modo a un tiempo consciente e inconsciente" (ibid).

El enfoque de Piaget

También Piaget ha partido de una posición holística, si bien en un contexto teórico diferente del de Kurt Lewin. Luego de sostener que "el conocimiento del mundo exterior comienza por una utilización inmediata de las cosas" (Piaget, 1965), afirma que el desarrollo cognitivo no comienza ni por el yo ni por el medio, "sino por su interacción, y orientándose simultáneamente hacia los dos polos, (...) organizará al mundo, organizándose a si mismo" (ibid).

A medida que el medio va siendo cada vez más exterior al yo, y la inteligencia más interiorizada, se delimitan las nociones de objeto, de espacio, de causalidad y de tiempo : "Del egocentrismo integral a la objetividad, tal es la ley de esta Evolución" (ibid). En un primer paso, el desarrollo sensoriomotor, gracias al proceso dialéctico asimilación/acomodación, hace salir al sujeto de sí mismo e involucrarse en el mundo, aunque diferenciándose de él, y, por lo tanto, objetivándolo. Luego, en las etapas siguientes, la reducción del egocentrismo coincide con la acomodación del niño al punto de vista del grupo.

"A medida que se elaboran los objetos y la causalidad, el espacio y el tiempo, un universo coherente sucede al caos de las percepciones egocéntricas iniciales" (Piaget, 1965), y el niño pasa, de "sufrir" la realidad a operar sobre ella. Si aguzamos la observación, esta secuencia también es comprobable a nivel social, ya que en las primeras etapas y a pesar de que el niño obedece las sugestiones o afirmaciones de los otros, y repite constantemente las expresiones que escucha, continúa, por un largo lapso, encerrado en su propio punto de vista.

"E1 yo y el grupo comienzan, pues, por permanecer indisociados en una mezcla sui generis de egocentrismo y sumisión a las presiones ambientales, para luego diferenciarse y dar lugar a una cooperación de personalidades que han llegado a ser autónomas" (ibid).

Otra forma en que Piaget enfrenta el desarrollo de la socialización se refiere al pasaje desde la búsqueda del éxito y satisfacción (pensamiento egocéntrico), hacia la búsqueda de la verdad. E1 primer tipo de pensamiento está más caracterizado por la asimilación, cuya forma extrema sería el juego simbólico, al que ya nos referimos en un capitulo anterior. Por supuesto que no se pasa del pensamiento egocéntrico al adaptado en forma brusca o crítica, sino que entre ambos se extiende un período de transición (dos a seis años) en el que pueden comprobarse observaciones e inferencias ingeniosas junto a paradójicas dificultades para organizar un relato o participar de una conversación. El resultado más notorio de esta evolución es un niño que, como dice Erikson (1978) "parece más él mismo, más cariñoso, relajado y brillante en su juicio, más activo y activador" .

La psicología social analítica de Erich Fromm

Aunque en sus inicios Fromm buscó fundamentar su posición exclusivamente en la teoría psicoanalítica de la libido, pronto tomó distancia de esta concepción para llegar a su propia formulación según la cual la tendencia a la socialización arraiga en la necesidad de superar lo que el autor daba en llamar las dicotomías fundamentales de la existencia humana, arraigadas en la condición de la separatidad.

Para este pensador, la dinámica social tiene que ver con el intento del hombre de superar las contradicciones inherentes a la vida humana, que lo remiten a su condición de individuo separado y conocedor de su futura MUERTE. De manera tal que, por un lado, el individuo necesita estar inserto en la sociedad con el fin de superar la separatidad a través de la cultura, a la vez que la sociedad necesita de la dinámica de sus miembros para permanecer como tal en el tiempo.

Según nuestro autor la interacción individuo-sociedad se entiende sobre la base de los conceptos de carácter social y de adaptación dinámica. El carácter social se define como "el núcleo de la estructura de carácter compartida por la mayoría de los individuos de la misma cultura, a diferencia del carácter individual, que es diferente para cada uno de los miembros de dicha cultura" (Fromm, 1956). Para Fromm la función del carácter social consiste en "moldear la energía psíquica de los individuos de la sociedad de tal suerte que su conducta no sea cuestión de decisión consciente en cuanto a seguir o no la norma social, sino asunto de querer obrar como tienen que obrar, encontrando al mismo tiempo placer en obrar como lo requiere la cultura. En otras palabras, la función del carácter social consiste en moldear y canalizar la energía humana dentro de una sociedad determinada a fin de que pueda seguir funcionando aquella sociedad".

E1 primer agente de la constitución del carácter social es la familia, en cuanto unidad microsocial de una comunidad determinada. Luego, la incorporación al psiquismo de las normas sociales coherentes con tal carácter, se transforma en fuente de su propio fortalecimiento sosteniéndolo en el tiempo. A su vez, el obrar según tales normas le proporciona al individuo un sentimiento de pertenencia que contribuye a aliviar la separatidad, y le brinda un marco de orientación y seguridad. Pero este concepto no debe confundirse con la posibilidad de un ilimitado moldeamiento pasivo de la psique por las circunstancias sociales. La naturaleza humana no es infinitamente maleable. Según Fromm, posee un dinamismo propio que nace de la tendencia a la individuación, de manera que puede entrar en conflicto con las normas sociales cuando éstas no propugnan un desarrollo auténticamente humano. Este es el concepto de adaptación dinámica, que implica que si bien es cierto que las condiciones sociales moldean la personalidad y facilitan el proceso de socialización, a su vez aquellas son modificadas por la participación activa del individuo en la constitución de la sociedad. Con estas ideas, Fromm se aleja también de la concepción conductista y de ciertos autores marxistas, quienes ven la psique como un mero reflejo de las condiciones socioeconómicas de la cultura.

 

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